Credit: Piotr Redlinski for The New York Times
Puerto Plata.- El eterno problema del puerto turístico de esta ciudad es un asunto, que requiere sobre todo de una gran voluntad para su solución según se aprecia por los hechos recientes.
Mientras para algunos ejecutivos de líneas de cruceros en Puerto Plata es necesario un largo proceso de preparación y adecuación para poder operar los mismos, que implica, según ha trascendido hasta establecer controles al motoconcho, al tránsito de la ciudad y otros, el periódico New York Times que publica una serie de reportajes sobre el tema de los cruceros en su edición digital, reseña por ejemplo la visita del barco Allure of the Seas, el mas grande del mundo de la cadena Royal Caribbean Cruise a la ciudad de Labadee en Haití.
La pregunta obligada es si esa ciudad en el país mas pobre del hemisferio, sin un puerto donde atracar la maravilla flotante de 1.4 billones de dólares, puede recibir a la mayor embarcación construida por el hombre, como es que el puerto natural del Atlántico dominicano, donde hasta ahora no se registran ciclones ni fenómenos naturales peligrosos para las embarcaciones, no puede recibir cruceros?
Evidentemente que esta zona requiere de una enorme voluntad de su ciudadanos y de las autoridades llamadas a resolver el problema, que muy bien podría estar en la mente de ejecutivos de las navieras, ancladas en hechos ocurridos en la década del 80, mas que en la situación real de Puerto Plata hoy en día.
Allure of the Seas inició sus operaciones en diciembre pasado e incluye este puerto de la nación mas pobre del hemisferio, lo que hace al autor de la crónica del New York Times, Tony Schlensinger preguntarse, “How, in good conscience, can a rollicking pleasure ship visit a land so distressed?” es decir, ¿cómo en buena conciencia puede un exuberante y placentero barco visitar una tierra tan angustiada?
Pasa luego a preguntar a empleados de la línea de cruceros sobre si los pasajeros tienen temor a ser infectados por el cólera al visitar la empobrecida nación a lo cual recibe la respuesta de que todo lo que estos consumen es alimentos de los que van en el barco.
Aún así Labadee forma parte de la ruta del Allure of the Seas, en un crucero que incluye la siempre preferida riviera maya del Caribe Mexicano, pero que no incluye ningún puerto dominicano.
Este sólo hecho debería provocar una profunda reflexión en los responsables de diseñar las políticas públicas en la República Dominicana sobre todo en lo concerniente a la promoción turística y al desarrollo de una verdadera industria de cruceros que ampuntale el resurgir del destino de la costa norte.
Las evidencias indican que la región está afectada por la falta de confianza de los propios actores en sus potencialidades y por la falta de un verdadero programa de mercadeo que establezca una imagen del producto Puerto Plata que resulte atractiva a los inversionistas y a los potenciales turistas, mas allá de los que llegan por su propia cuenta.
Sin menospreciar las cualidades y la originalidad de las prácticas mágico religiosas de Haití, su condición de nación especial y las bellezas naturales que pueda tener las playas de Labadee, cabría preguntarse como es que esa ciudad puede recibir el crucero mas grande del mundo y Puerto Plata ni siquiera uno de mediano tamaño una pregunta que seguirá flotando en el aire no se sabe por cuantos años mas.