Nuestra palabra edifica, eleva, y agrada. Pero también destruye, rebaja y hiere.
Lo que sale de nuestros labios es fuerza creadora. La palabra proferida pasa a producir efectos. No hay como hacerla retornar. Por eso debemos ser cuidadosos al hablar. Evitando excesos. Rigiéndonos por la verdad y la sensatez. Regulemos también, el tono de voz. No exponemos verdades ni razones con hablar alto y ásperamente. Al contrario...Que nuestro hablar transmita: Paz, Certeza, Cariño, Alegría...Sin olvidar jamás que: Todo aquello que hablamos es oído y captado por: EL UNIVERSO...
Hablando de premios y reconocimientos….
Para muchas personas los premios y reconocimientos son el motivo principal de las actividades que realizan, de las ayudas que canalizan o de las obras de bien social de las cuales participan. Para otros, entre los cuales me incluyo, el trabajo que realizamos lo hacemos con el objetivo de poder dejar un legado a las futuras generaciones, que vean en la labor informativa que hacemos un referente para alcanzar sus sueños, materializar sus objetivos y ejercer su profesión con objetividad, dedicación y entrega.
Un Soberano para Yaqui Núñez del Risco
Recientemente, fueron entregados los premios “Soberanos”, en donde Héctor Acosta, El Torito, se alzó con la más codiciada presea, “El Gran Soberano”. Aunque este destacado artista dominicano ha tenido una excelente trayectoria nacional e internacional, su reconocimiento se vio opacado por las expresiones de muchas personas que entendían que este premio que reconoce la trayectoria de quien lo recibe, estaba reservado para el “Gran Maestro de la Palabra” Yaqui Núñez del Risco.
Necesita Yaqui un Soberano?
Me atrevería a afirmar que simplemente no, El Maestro no necesita un Soberano, porque ese soberano le ha sido otorgado por todos los que hacemos comunicación y que algún día aspiramos a acercarnos un poco a gran estatura profesional.
Un modelo a seguir
Para todos los comunicadores que les gusta estudiar, aprender y expandir sus conocimientos la figura de Yaqui es trascendental y en muchos casos un referente, un ejemplo a seguir; para quien escribe, no es la excepción, siento una profunda admiración por este artista de la palabra y sus diferentes facetas en el mundo de la comunicación, que ha sido maestro de otras figuras como Julie Carlo, Zoila Luna, Nuria Piera, entre otros, que no vacilan en reconocer como su mentor a un hombre que marcó la historia de la televisión, la radio, la publicidad y el espectáculo.
Un ejemplo
Hoy día, cualquiera que toma un micrófono en sus manos y dice tres palabras en un medio de comunicación, se hace llamar periodista y se ufana de decir “nosotros los periodistas”, se adjudican un título para el cual no han trabajado, ni se han preparado y andan por las calles como si fueran la última botella de agua del desierto, pensando que las estrellas del firmamento se opacan con su presencia y el brillo que creen muchos que poseen y quieren llevarse el mundo por delante, porque opinan en una red social y dan seguimiento a twit de personas sin el más mínimo conocimiento ni certeza de lo que dicen (léase último mensaje en facebook anunciando la muerte de uno de los integrantes del grupo Wisin y Yandel), que tantas personas copiaron en sus muro, sin haberlo confirmado. Yaqui ha dicho en su momento que: “Hoy en los medios de comunicación está de moda hablar mal, poner un micrófono en el acto sexual o la desnudez del adulterio; devaluar la dignidad y fusilar la reputación vende; y al parecer, la masa se siente cómoda, como ocurrió con la música bailable con letras tan pobres como lamentables. Para ser indecente no hay que ser inteligente y para ser vulgar no hay que tener talento”.
Yaqui tiene su Soberano
Al igual que yo, hay muchos comunicadores que guardan esta entrevista publicada hace algunos años, que forma parte de mi herencia profesional y de la cual he escogido algunos fragmentos, y la guardo porque me obliga a ser como Yaqui, siempre una estudiante que reparte lo aprendido, digna y creyente, aun al precio de no acumular fortuna fruto de dádivas y compra de conciencia. Pienso que no hay un mejor soberano para este maestro de la comunicación que la admiración y el respeto de los que hacemos comunicación y que nos quitamos el sombrero y le hacemos reverencia a tantos conocimientos, belleza en la palabra y modelo a seguir.
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Que Dios les dé una feliz semana, con abundantes bendiciones, salud y suficiente amor y alegría en el corazón para vivir cada día a plenitud.