“La vanidad es tan fantástica, que hasta nos induce a preocuparnos de lo que pensarán de nosotros una vez muertos y enterrados”. Ernesto Sabato
Cerremos la brecha a la vanidad
En nuestro paso por la vida, y con las vivencias obtenidas, nos damos cuenta cada día de que no todo lo que se compra con dinero tiene valor. Sería interesante hacernos un propósito de incorporar cada día en nuestra agenda algo positivo que nos lleve a saber lo oportuno que es un abrazo sincero. Esa llamada del amigo, del vecino, del maestro, que se preocupa por nosotros o por nuestros hijos. En invaluable extenderle una mano a quien lo necesita, aún cuando para ello tengamos que echar hacia un lado nuestras prioridades. Pocos se interesan por hacer de esta gran verdad un propósito de vida, porque en este mundo, sólo está imperando la vanidad.
Un mundo diferente
Se me ocurre soñar con un mundo diferente, donde me envuelve un mundo más humano, más integrado, más interesado en el prójimo, como cuando en mi entorno del centro de la ciudad de Puerto Plata, los vecinos nos cuidaban, nos querían, no habían paredes, ni rejas que nos dividían, la gente no le daba importancia, ni a un metro, ni a mil metros de tierra y vivíamos una niñez súper feliz. Quiero vivir en un mundo donde todos los ciudadanos tienen un solo propósito de vida: Hacer el bien sin mirar a quien, que les duele el dolor ajeno, que son capaces de enjugar las lágrimas del llanto del otro, donde se compadecen de quienes atraviesan una situación difícil y el dinero sólo cuenta cuando se trata de adquirir las cosas elementales, alimentos, vestido, medicina o educación; sin darle tanta importancia al lujo y sumándole más a la calidad de vida. Quiero vivir en un mundo donde lo que cuente sean los gestos de solidaridad para con los demás. Amor, respeto, solidaridad y espiritualidad. Si pudiéramos lograr algunas de estas cosas, cada día como dice Marta Quéliz “Sería más estrecha la brecha para la vanidad”.
Del sueño a la realidad
Lamentablemente, al parecer a la humanidad no le está interesando nada de esto, especialmente a los dominicanos. Cada vez son más las muestras de pago que algunos deben depositar por haber hecho de la vanidad y la indolencia, la indiferencia y la mezquindad el centro de su existencia.
Muchos equivocados
Hoy día hay muchos que se desplazan por el mundo como si fueran los dueños y van pasando por la vida atropellando a todos los que se les atraviesan en su camino equivocado; ignoran que el organismo es una cajita de sorpresas y que dentro podemos traer el arma que ha de quitarnos el ímpetu con que agredimos a los demás.
Peor aún….
Es que también desconocen que sólo han venido de paso a este mundo y que en cualquier momento su misión puede llegar a su fin. Es importante que comencemos a mostrarnos más humildes, más humanos, más solidarios y sobre todo, sin mirar por encima del hombro a quien creemos menos importantes que nosotros. Es hora de que cerremos la brecha de la vanidad y que no tengamos que soñar con un mundo ideal para saborear lo gratificante que es satisfacer nuestras necesidades amparados en la espiritualidad.
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Que Dios les dé una feliz semana, con abundantes bendiciones, salud y suficiente amor y alegría en el corazón para vivir cada día a plenitud.
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