.JPG)
Puerto Plata.- Con 82 años a cuestas, don Pablo Raposo había podido vencer múltiples dolencias a lo largo de su vida, lo que no pudo superar fue su cancelación de la Banda Municipal de Música a la que dedicó más de 50 años de su vida.
El clarinetista de la banda municipal y profesor de generaciones entró en un estado depresivo desde que fue cancelado en el mes de diciembre por el Ayuntamiento Municipal, sin que lograra su reposición, ni sus prestaciones laborares, correspondientes a su más de medio siglo de servicios a la ciudad, siendo uno de los músicos fundadores de la banda del municipio.
Don Pablo no solo era músico y profesor de música, sino que también ejercía de radiotécnico en un taller ubicado en su casa y de alguna manera se había convertido en el guardián y custodio de los instrumentos de la banda de música ya que vivía al lado del local de la misma en la calle Imbert de Puerto Plata.
Numerosas personas alzaron su voz ante la injusticia de su cancelación y el no pago de sus prestaciones laborales, sin que consiguieran ser escuchados por las autoridades del cabildo.
El abogado Carlos Balbuena hijo del fallecido exalcalde de Puerto Plata Rafael Balbuena Farington, quien dirigió la municipalidad por 8 años, y fue también diputado, que fue un amigo entrañable de don Pablo, así como la licenciada Yocasta Luna, cuya familia es vecina del fenecido musico, alzaron su voz junto a lideres comunitarios y personas sensibles sin que lograran nada.
La situación de don Pablo Raposo es la misma que sufren decenas de otros empleados del cabildo local cancelados por la gestión del alcalde Roquelito García y sin saber cuándo podrán recibir el pago de sus prestaciones, muchos de ellos ya se han cansado de apostarse frente a la sede del cabildo en reclamo de sus prestaciones, humildes hombres y mujeres que han laborado como músicos, barrenderos y en otras áreas del Ayuntamiento esperan al menos una compensación por sus años de servicio a la municipalidad.
Cincuenta años, con el clarinete a cuestas, en desfiles retretas y clases de las que han salido músicos de orquestas locales y nacionales solo le merecieron a don Pablo Raposo, la patada final que lo condujo a la tumba, caro sepulcro para el que tampoco han recibido ninguna consideración sus familiares.